Hace poco alguien escribió sobre la amistad aquí, como yo voy a hacer ahora. No voy a hablar de cuántas amigas o amigos tengo, ni de cuántos tuve ni de cuántos tendré o me gustaría tener. Tengo los que tengo, los que necesito, ya que los verdaderos amigos siempre están ahí.
Pero tú, hoy me has abierto los ojos. Un poquito. Después de unas pocas palabras intercambiadas con alguien sobre los problemas que tiene conmigo, me has abierto una conversación. Un saludo. Y acto seguido, una puñalada. Pero qué narices, tienes razón. Porque no aprecio lo que tengo, porque te echo de menos, y no te lo digo. Porque cuando me dices para verme siempre tengo cosas que hacer, cosas que realmente no me apetecen más que pasar una hora contigo. O dos. Porque quiero comprar una botella de negrita, una cocacola, irnos un parque y pasar la noche ahí, hablando de mil cosas, riéndonos o simplemente calladas mirando al cielo. Porque antes podíamos hacerlo, una tarde sin hacer nada, sin un sólo silencio incómodo. ¿Es eso posible a estas alturas? Espero que sí, pequeña. Y lo siento. Por ser egoísta, por no pensar en ti, por no preguntarte qué tal te ha ido el día. O la semana. O casi, el mes. Por dejarte de lado cuando me necesitas, por no darte un abrazo cuando me lo pides. Lo siento. Y sí, te pido perdón. Y me gustaría que me perdonases. Y que aceptases mi abrazo. Éste que guardo para ti, y que tengo tantas ganas de darte. ♥
miércoles, 12 de octubre de 2011
jueves, 1 de septiembre de 2011
loviT.
Acabo de oír algo así como "no todo el mundo busca la perfección". Yo sí. Es por eso por lo que estoy contigo y no me conformo con cualquier otro, es por eso por lo que te busco en la oscuridad y te grito en silencio.
viernes, 15 de julio de 2011
Torcido.
Necesito escribir. Porque esto que a la gente le parece un coñazo, es la mejor forma que tengo de desahogarme. Porque hay cosas de las que no puedo hablar con nadie, o tal vez puedo pero no quiero. Últimamente no sé qué pasa, pero sólo me llevo decepciones. Gente que habla mucho y no demuestra nada, gente que demuestra mucho y luego te falsea... Gente de todo tipo. Creo que he abierto los ojos, que no estoy tan ciega. Y no me gusta. Prefería no ver. Porque veo, y me cabreo. Mucho. Y ahora mismo estoy enfadadísima. Tengo ganas de pegar, de hacer daño. A toda esa gente que me miente. Enfadada, triste. Por creer cada mentira, aunque sean tonterías. Porque valoro la sinceridad. Y yo no soy perfecta, estoy tan lejos de la perfeccion como cualquier otra persona de mi entorno. Pero no hago esto.
Triste, porque pensaba que todo podía ir mejor. Triste, porque pensaba que todo podía ser diferente. Triste, porque soy una niña tonta. Por intentar cambiar el mundo, y no darme cuenta de que no tiene arreglo. De que las cosas son así y que, por mucho que quieras, no las puedes cambiar.
Triste, porque pensaba que todo podía ir mejor. Triste, porque pensaba que todo podía ser diferente. Triste, porque soy una niña tonta. Por intentar cambiar el mundo, y no darme cuenta de que no tiene arreglo. De que las cosas son así y que, por mucho que quieras, no las puedes cambiar.
domingo, 8 de mayo de 2011
cariño? ya, sí. también. TODO.
Hacía tanto que no escribía... Quizás debería decir que es porque he estado estudiando para ser algo en el futuro y bla bla bla... Pero es MENTIRA. Simplemente he sido feliz haciendo lo que realmente me gusta: Salir, amar, dormir, reir, jugar, bailar... Ayer, una persona a la que puede que no vuelva a ver jamás me hizo una pregunta curiosa. Que me hizo pensar. Me dijo si había conseguido algo 'sentimentalmente'. No recuerdo qué contexté. Sin embargo, sé lo que diría si me lo preguntarían ahora mismo. SÍ. La felicidad. Despues del infierno, de una sonrisa cada mil lágrimas, de miedo, de soledad... Tengo lo que todo el mundo desea: Felicidad. Una persona que me quiere, y a la que yo quiero con toda mi alma. Una persona que ha convertido el infierno en cielo, cada sonrisa en una carcajada, cada lágrima en una sonrisa, el miedo en deseo y la soledad en amistad. Gracias a ti, cariño, por quererme, por cogerme la mano cuando lloro, por abrazarme cuando estoy triste y por reír conmigo cuando estoy feliz. Por reirte cuando salto en la cama, por besarme así, derritiéndome, llevándome a ese sitio que sólo tú y yo conocemos. A ese sitio en el que todo es felicidad.
(L)
(L)
lunes, 21 de marzo de 2011
duele..
No es fácil ser quien todos quieren que seas. Agradar, una vez más es dificultoso. Tú, mi niño bueno, tú, dulzura, con tu corazón destrozado una vez más por culpa de mi egoísmo. Egoísta. Yo. Una vez más. Decepción. Tristeza. Golpes inútiles contra la pared. Golpes que, como caballero, no quieres darme. Lágrimas. Enfado. Arrepentimiento. Lo siento. ¿Serviría de algo pegarme contra una pared? ¿O es conmigo misma con quien tengo que luchar? No, no te molestes. Sé perfectamente cual es la respuesta. Después de tanto tiempo luchando, vuelvo. Pero no. Sé que es lo que quiero. Y sé cómo lo quiero. En todo su esplendor.
miércoles, 23 de febrero de 2011
No-alegría.
¿Y por qué se supone que tengo que tener ganas de sonreir? Pues no, no tengo. Ninguna. Quiero gritar. Llorar. Pegar. Siento rabia. Y tristeza. Hoy no tengo ganas de salir. No quiero ver a nadie, quiero tumbarme en mi cama y escuchar música. Pienso, y lloro. ¿Qué me pasa? No entiendo... El viernes era la persona más feliz del mundo y hoy, miércoles, me quiero morir. Desaparecer. Correr, y huir lejos, muy lejos... Pienso, pero sigo sin entender. Triste, triste, triste. ¿Por qué lloro? Lo tengo todo para ser feliz, y, sin embargo, no lo soy. Pequeñas discusiones, sustos... ¿Y si no valgo para esta vida? ¿Y si no soy nadie aquí? A lo mejor debería irme... Alejarme. De ti, de todos. Abrazo el burro. Me mira con ojos serios. Silenciosos. No sonríe. Ni yo tampoco. Nos miramos. Parece que intenta averiguar mis pensamientos. No te molestes, burrito, mi cabeza no es agradable. Por lo menos, ahora no. Sólo vas a encontrarte una mente gris. Vacía.
Ven aquí... Abrázame, sécame las lágrimas. No quiero llorar. Por favor, más no. Otra vez no.
Ven aquí... Abrázame, sécame las lágrimas. No quiero llorar. Por favor, más no. Otra vez no.
jueves, 10 de febrero de 2011
Una foto. Un pequeño trocito de papel inmortalizando un gran momento. Un recuerdo, una imagen, el tiempo detenido. Ahí. La miras, queriendo volver a ese momento, pero no se puede. Lo siento. Sin embargo, piensas. Sonríes. Sonríes más. Te encanta veros ahí, tan cerca y sin embargo tan lejos. Porque ya no sois aquellos de la foto, y sin embargo, lo sois más que nunca. Niños, adolescentes. Enamorados. Ahora, más que nunca. Cada momento, un poco más que el anterior.
domingo, 6 de febrero de 2011
Ilusión.
Sentada en la cama, en pijama, con restos de maquillaje pero sin peinar. Guapa, hermosa como una gitana salvaje. Charlando, riendo, bromeando. Y ahora, ese nombre que te causa mil dudas, mil inseguridades. Una palabra, y tu sonrisa se hace aún más grande. Tu corazón se acelera. No puedes parar de reirte, te entran ganas de llorar, de gritar. Alegría. Te duchas, y mirándote al espejo, sonríes. Tu reflejo te devuelve la sonrisa. Y el brillo de tus ojos, que te sorprende. Y a la noche, después de cuatro horas hablando con él, te vas a dormir. Tumbada en la cama, imaginas su cara. ¿Estará el pensando en ti? Te preguntas si tendrá ganas de abrazarte, y de darte un beso. De quitarte la ropa suavemente, mientras te besa con un beso largo y húmedo. Imaginándote todo eso te duermes, feliz al fin, niña otra vez, con una preciosa sonrisa adornando tu rostro.
lunes, 31 de enero de 2011
tiempoatrás.
Discusiones. Constantes, duras. Tan difíciles de sobrellevar. Miedo, incertidumbre. Una lágrima silenciosa cae por mi mejilla. ¿Es por esto que lloro? Las lágrimas nublan mi visión. Todo se vuelve borroso. Tu cara, ahora nítida en mi mente, frente a la incapacidad para ver. Para sentir, no. Tan fuerte, como cada sentimiento. Tan dulce, y a la vez con un sabor tan amargo. Sabor de disgusto, sabor de dolor. Miedo. Otra vez. Y esa imagen en mi mente. Taladrando mi cabeza. Mi corazón. Dudas. Celos, envidia. Un sentimiento cruel y abrasador, que no logro que se vaya. Lo expulso, pero no logro alejarme. Es como una sombra que se ha adherido a mi cuerpo, que no quiere dejarme, como un pequeño hongo que busca amparo en el gran sauce. Es tan dificíl ser quien eres, sonreir y que tu pequeño corazón parezca una enorme masa roja. No, cenizas. Negro. Roto. Es así como está, esa es la consecuencia del miedo, de la escasez de confianza. Es imaginarlo y llorar, temiendo que se vaya. Sabiendo que un tiempo pasado fue mejor, sabiéndote incapaz de combatir el amor.
Pero, después del miedo, de la incertidumbre, un pequeño halo de luz. Él te ha elegido a TI. A ti, entre millones de personas en el mundo. A ti. Entonces... Una sonrisa escapa, rebelde. Y una lagrima de alegría. Él es diferente. Hermosamente diferente. Especial. Distinto de tantos otros humanos. Y por eso, tu corazón le pertenece. Se lo entregas, con total confianza y amor. Esperando que él lo cuide bien, y que, con el tiempo, decida entregarte el suyo a su vez.
Pero, después del miedo, de la incertidumbre, un pequeño halo de luz. Él te ha elegido a TI. A ti, entre millones de personas en el mundo. A ti. Entonces... Una sonrisa escapa, rebelde. Y una lagrima de alegría. Él es diferente. Hermosamente diferente. Especial. Distinto de tantos otros humanos. Y por eso, tu corazón le pertenece. Se lo entregas, con total confianza y amor. Esperando que él lo cuide bien, y que, con el tiempo, decida entregarte el suyo a su vez.
domingo, 30 de enero de 2011
dulce princesa.
No tengo nada de especial. Me gusta bailar, reir y saltar. Me gusta enamorarme, que se enamoren de mi, y que me mimen. Sí, me considero una princesa. No una princesa de cuento, naturalmente, sino algo mucho mejor. Soy una princesa real. Una niña convertida en mujercita que adora las palabras bonitas. Los poemas. Las cartas y las flores. Sí, en ocasiones puedo llegar a ser algo cursi. Porque adoro que me besen la mano, que me susurren palabras bonitas al oído. Adoro que me abracen cuando me voy a dormir, y que no me suelten la mano. Como ya he dicho, soy una princesa. De carne y hueso. Por ello, necesito un príncipe. Alguien a quien le encante llevarme en brazos, y que me guíe lejos a mirar las estrellas. Que adore sentarse en el suelo y mirarme... Como si no necesitara nada más. Como si yo fuera TODO.
Suscribirse a:
Comentarios (Atom)